El show que brindaron el Chaqueño Palavecino, Soledad Pastorutti y Los Nocheros, fue el más fuerte de todas las ediciones de la Fiesta Nacional del Sol.
Fue como observar una ola gigante de voces que se conjugaban a la perfección, aún cuando por lo general no comparten el escenario. El desborde de energía que se vivió desde arriba llegó a la gente de inmediato, que enloqueció con cada canción. De la chacarera a la cueca, sin duda, el show que brindaron el Chaqueño Palavecino, Soledad Pastorutti y Los Nocheros, fue el más fuerte de todas las ediciones de la Fiesta Nacional del Sol. La gente lo agradeció en la última noche de la celebración en el predio ferial.
Cálidos, de buen humor, conversadores. La buena onda que ya se notaba detrás de escena, se reflejó de inmediato en el escenario. La Sole, fue la que llevó la batuta. Y no tardó en notarse la química que tiene con el Chaqueño a la hora de cantar. "La fiesta del folclore" es como se llama el espectáculo que montaron los ídolos de la música popular. Fue una verdadera fiesta para el público. Fiesta que se vio opacada por momentos, porque la cantidad de gente que había en el predio era mayor a la que podía albergar, y porque cuando llevaban menos de una hora de recital, un temblor detuvo el espectáculo durante varios minutos (ver página 12).
Se lucieron todos juntos, pero también tuvieron momentos para cada uno. La Sole cantó un vals con el Chaqueño y después una zamba con uno de Los Nocheros. Sin embargo, el instante donde la gente explotó en aplausos y emoción fue cuando todos cantaron "Vallecito de Huaco". Cuando llegó la parte del recitado, el Chaqueño llamó a Pascual Recabarren para que lo interpretara.
El espectáculo fue una delicia del folclore. Un abanico para todos los gustos. Mientras las chicas gritaban por Los Nocheros, las mujeres más grandes suspiraban por el Chaqueño. La Sole también tuvo su hinchada que desembarcó con vinchas, sombreros, ponchos y pañuelos.
Aunque no estaba previsto que descendieran por las escaleras, ya que Soledad está embarazada, lo pidió tanto la gente, que bajaron y cantaron muy cerca del público, donde los pañuelos y los carteles, se mezclaron con los celulares y las cámaras fotográficas. Después del susto del temblor, se vino el final, tan fuerte como el principio.
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